La Plaza Mayor está enmarcada por los bellos pináculos del ábside de la catedral de Segovia, punto de reunión vespertino de las cigüeñas. La catedral, de estilo gótico tardío, comenzó a construirse en 1525, con la colaboración desinteresada de los segovianos, bajo la dirección de los arquitectos de la familia Gil de Hontañón.
Sustituyó a la Catedral Vieja situada en los actuales jardines del Alcázar y destruida durante la Guerra de las Comunidades en 1520. Ya antes de la guerra, había intenciones durante el reinado de Enrique IV, de trasladar la catedral a otro lugar, y fue Carlos I quién dio la orden definitiva. La antigua se construyó en el siglo XII y era de estilo románico. De esta nos queda la sillería del coro, el claustro, que se trasladó piedra a piedra hasta la nueva catedral, y la reja de la capilla mayor, que hoy cierra una capilla de la nueva catedral.
En su construcción observamos bóvedas de crucería estrellada y arcos combados y terceletes, también encontramos arcos conopiales con un origen flamígero. Se observa una gran amplitud en sus espacios y una gran armonía en las formas. Muy del estilo de la catedral de Salamanca, cuenta con una planta de cruz latina de tres naves, con capillas laterales que continúan por la girola semicircular.
En el oeste, junto al Enlosado, está la fachada principal, su entrada es la conocida como la Puerta del Perdón, con la escultura de la Virgen, obra de Juan Guas. El Enlosado es un espacio utilizado actualmente para actividades culturales. La torre, muy esbelta, está situada en el lado de la Epístola, es uno de los elementos más llamativos por su gran altura, y ha estado habitada hasta mediados del siglo XX por el campanero.
La puerta de San Geroteo está situada en la fachada meridional, tiene formas rígidas arquitectónicamente hablando. Esta portada del crucero se remató en el siglo XVIII y recibe ese nombre por el primer obispo de Segovia. En el tímpano encontramos su efigie.
Al norte veremos la Puerta de San Frutos, construida en honor del patrono de la ciudad a principios del s. XVII. Es la entrada habitual que tiene su acceso desde la Plaza Mayor. Es de formas muy clasicistas. En la parte la parte superior de la puerta, entre dos columnas de orden corintio, se encuentra la estatua de San Frutos, por debajo de él se tenía planeado haber puesto las figuras de San Valentín y Santa Engracia, sus hermanos, pero nunca llegó a realizarse.
Otro foco de interés es el ábside, que linda con la Judería Vieja, aderezado por contrafuertes y pináculos de gótico florido, de piedra caliza, rodeando la gran cúpula. La planta es de tres naves con crucero, con ábside semicircular en la cabecera y girola, rodeada de capillas.
La grandiosidad y armonía de dimensiones define el interior. Observación pausada merecen las vidrieras (s. XVI), el Retablo Mayor dedicado a Ntra. Sra. de la Paz (s. XIV), donada a la ciudad por Enrique IV, estructura neoclásica con una gran variedad de mármoles, donde podemos encontrar entre columnas jónicas a la Virgen de la Paz, recubierta de plata a finales del XVIII. A su lado se sitúan San Frutos y San Geroteo. En la parte superior tenemos a los santos Valentín y Engracia y, en el centro, un anagrama de la Virgen María. La sillería del coro (fines del s. XV) procedente de la Catedral Vieja, los bellos órganos barrocos, la rejería o el trascoro neoclásico que guarda la urna con las reliquias de San Frutos.
Alberga 18 capillas que se encuentran en la girola y en las naves laterales, con importantes pinturas y esculturas. En su interior destacan el Calvario románico situado en la entrada de la Capilla del Sacramento; el tríptico de Ambrosius Benson y el retablo de la Piedad, de Juan de Juni, en la Capilla del Santo Entierro, junto a la Puerta de San Frutos; y el Cristo Yacente de Gregorio Fernández:
Capilla del Santísimo y de los Ayala Berganza. La capilla es de estilo barroco. Fue construida como panteón familiar, pero tiene zonas y estilos arquitectónicos muy variados. La parte más antigua es la Sacristía, de 1562. El retablo barroco del siglo XVII, trasladado desde la iglesia de San Nicolás. La Capilla de los Ayala Berganza con un retablo mayor como parte más significativa del panteón familiar, se empieza a levantar en 1686.
Capilla de la Piedad o del Santo Entierro, de Juan Rodríguez, construida en 1551. En ella contemplamos el Retablo del Santo Entierro, de Juan de Juni. Este retablo está considerado como una obra maestra de la escultura española, está realizado en madera policromada.
Capilla de la Inmaculada Concepción. Es una de las capillas más espectaculares de la Catedral. Se inicia su construcción en 1527. En 1606 se inicia una renovación, realizada por Juan del Río. Preside el altar una escultura de la Inmaculada de Antonio de Herrera. Completa la capilla veintiún lienzos y frescos formando así un gran mural. La capilla fue restaurada entre 2001-2002.
Capilla del Cristo Yacente o capilla del Sepulcro. Capilla dedicada al testimonio de la Pasión de Cristo. Cuenta con retablo barroco del siglo XVII. Hay que destacar la imagen del Cristo Yacente de Gregorio Fernández, creado entre 1628 y 1631.
Como ya habíamos comentado, el Coro procedía de la antigua catedral junto al Alcázar, este se trasladó a la nueva catedral en la década de 1550. Está localizado en la parte central de la nave principal. Cuenta con una sillería del siglo XV decorada con motivos vegetales. Es un ejemplo de la escultura gótica castellana. Destacan dos sitiales destinados a los Reyes, que incluyen escudos heráldicos de Castilla y Portugal, frente a estos, la silla episcopal con el emblema de Juan Arias Dávila.
El coro dispone de dos órganos enfrentados y realizados en el siglo XVIII y, entre ellos, localizamos el facisto, del siglo XVI. Como curiosidad, hay que hablar del trascoro, que fue construído en el Palacio de Riofrío por el escultor Hubert Dumandré, y posteriormente trasladado a la catedral durante el reinado de Carlos III.
La torre de la catedral ha cumplido su función desde la antigüedad, convocar con el sonido de sus campanas a los fieles a la oración, aunque tenía también otras tareas, como comunicar el fallecimiento de un rey o un alboroto creado en la ciudad. Su construcción empezó en sus cimientos por el 1525 y se empieza a levantar en el 1530. Se dedicaron 38 años, hasta el 1568, y es obra de Rodrigo Gil de Hontañón.
Llamada “Dama de las catedrales” por su luminosidad y proporciones, la catedral de Segovia cuenta con una torre que hoy tiene 88 metros de alto. En su construcción inical contaba con 20 metros más, 108 en total, que un incendio en 1614 se encargo de destruir. Pero hasta el 18 de septiembre de ese año, fue el campanario más alto de España.
Sus 185 escalones de caracol nos van subiendo por diversas salas, como la de audiovisual, donde podemos hacer un descanso y de paso ver la historia de la torre o una gran colección de tapices. La sala del reloj o la de la vivienda del Campanero, y finalizar en el Campanario con unas vistas espectaculares de Segovia.
La torre está compuesta de seis franjas de arquerías, con contrafuertes con pilastras y sus correspondientes pináculos. Está coronada con una cúpula que se añadió en el siglo XVII, sustituyendo a la antigua de forma en flecha piramidal de madera y plomo, la que se destruyó tras el incendio originado por una tormenta.
De las ruinas de la catedral antigua se recuperó el claustro de la actual catedral, que se trasladó piedra a piedra. Es obra de Juan Guas. Fue construido en 1484.
Tiene planta cuadrangular con cinco tramos de bóvedas de crucería. En ellas se puede apreciar los escudos del obispo Arias Dávila, promotor del claustro y de Enrique IV, que ayudó a su construcción con mucho dinero. Dentro del claustro podemos observar la representación de La Piedad de Sebastián de Almonacid, rematada con el escudo de los Reyes Católicos, que también financiaron sus construcción.
Junto al claustro tenemos acceso a la Sala Capitular. En ella destaca su artesonado dorado y blanco del siglo XVI y cuenta con una gran colección de tapices flamencos y, al fondo una preciosa talla de un Crucificado. Y desde esta sala y a través de una escalera llegamos al archivo y biblioteca capitulares, con interesantes libros de obra y fábrica de la catedral, además de una buena colección de incunables, como el Sinodal de Aguilafuente, partituras musicales y cantorales.
La Sala de Pintura Bajo Claustro es un conjunto de cuarenta y dos obras pictóricas flamencas y castellanas de alto valor artístico y religioso. Destacan La Fuente de la Gracia, copia de la original del taller de Van Eyck, la Duda de Santo Tomás, de Alonso Sánchez Coello, o La Misa de San Gregorio, pintada por Pedro Berruguete.
Los restos del hijo de Enrique II se encuentran en la capilla Santa Catalina de la Catedral
Nos encontramos en la Capilla de Santa Catalina en la Catedral de Segovia. En ella se encuentra el sepulcro con los restos del Infante Don Pedro, hijo de Enrique II de Castilla. Estos descansan aquí desde hace 461 años, desde que se trasladaron desde la antigua catedral hasta esta capilla.
Debido a obras de restauración que se están realizando sobre la estructura de piedra caliza situada en el centro de la sala, el lunes 18 de noviembre de 2019, se ha tenido que abrir la tapa de la efigie del niño para restaurarla y en su interior se ha encontrado un pequeño cofre forrado de terciopelo en la base.
Así que, después de varios siglos y con la presencia del Deán de la Catedral, Ángel García Rivilla, del Secretario del Cabildo, Miguel Ángel Barbado Esteban y del canónigo, José Antonio García Ramírez, se ha abierto el cofre donde, según crónicas históricas, contenía los restos del Infante.
En el interior se ha descubierto, lo que parece ser una blusa de seda con botones de tela, un faldón y un cinturón de tela del mismo color. En el interior de estas telas, se han encontrado tres huesos que corresponden al Infante con toda seguridad, aunque todavía no sabe a qué parte del cuerpo corresponden.
Según cuenta la leyenda, el Infante Don Pedro, que estaba al cuidado de una criada, se precipitó desde una de las ventanas del Alcázar de Segovia, falleciendo al instante. Seguidamente, la criada se lanzaba también al vacío, falleciendo también.
Gracias a este hallazgo, al comprobar el tamaño de las telas y huesos, se deduce que debía ser un niño muy pequeño cuando falleció, se descarta, por tanto, que la edad que se presumía tuviera el Infante fuera de entre 10 y 12 años. Una vez realizadas las averiguaciones pertinentes por profesionales, los restos se expondrán junto al sepulcro.
Enrique II tenía su residencia en el Alcázar de Segovia, aunque no permanecía mucho allí por la guerra que mantenía con su hermano Pedro I por el poder de Castilla. Tras la muerte de su hijo, desde Burgos, Enrique II expide un privilegio para levantar un sepulcro en su honor.
Enrique II gana finalmente la guerra en 1369 e instaura la dinastía de los Trastámara. Entonces se levanta el sepulcro para el Infante en la catedral antigua, que se encontraba junto al Alcázar. Ya entre los años 1520 y 1522 acontece la Guerra de las Comunidades con consecuencias lamentables para la catedral. Se decide entonces levantar la nueva catedral en el lugar actual.
Cuando los trabajos de esta ya estaban bastante avanzados, en un jueves 25 de agosto de 1558, se realiza una solemne procesión con los restos del Infante Don Pedro desde la antigua catedral a la nueva, a la capilla de estilo renacentista de Santa Catalina, donde reposan actualmente. En su reja se puede leer “AQVÍ IAZE EL INFANTE DON PEDRO FIJO DEL SEÑOR REI DON ENRIQUE SEGUNDO –ERA-1404- AN 1366”
Si ya has estado en la Catedral, nos gustaría que nos dejaras tu impresión.